El debate está en la calle desde hace varios años. Las ventajas y desventajas del teletrabajo se funden en una modalidad de empleo que poco a poco va adquiriendo mayor peso en España, aunque más lentamente que en el resto de Europa. Si bien favorece nuevas oportunidades de trabajo para numerosos profesionales, puede suponer un retraso en los derechos de los trabajadores por la falta de una legislación específica.
En un país como España donde, según un reciente estudio publicado por el INEM el 92% de las empresas utilizan tecnologías de la información y comunicación (TIC), no es de extrañar que cada vez haya más trabajadores y empresas que se relacionen entre sí a través de la red. Y es que el 25,7% de los españoles trabaja desde su casa, según la última encuesta realizada por el portal de empleo Monster, a partir de consultas efectuadas a 8.000 internautas de toda Europa.
Después de analizar el resultado de la encuesta, el 34,6% de los europeos utiliza el teletrabajo como uno de los medios para ganarse la vida, porcentaje que baja nueve puntos a la hora de hacer la media española, que sólo supera en esta modalidad de empleo a Francia e Italia. En el resto de Europa, Alemania lleva la voz cantante en este aspecto, ya que casi el 40% de los encuestados en dicho país practica el teletrabajo, seguido por Gran Bretaña, donde el 27% de sus ciudadanos ya trabaja a distancia.
En el caso de España, el dato no indica que más de un cuarto de la población activa genere su salario a través del trabajo desde casa, sino que parte de sus ingresos provienen por trabajos realizados a través del ordenador en su propio domicilio, aprovechando las ventajas y formas de comunicación establecen las nuevas tecnologías. La citada encuesta apunta también que al 57,2% de las personas consultadas les gustaría que su empresa le ofreciera una opción de teletrabajo, frente al 4% que está totalmente en contra de esta modalidad, ya que considera que trabajar desde el propio hogar genera más desventajas que beneficios.
Los teletrabajadores se comunican con sus empresas a través del correo electrónico, videoconferencia o chat, después de elaborar cualquier tipo de tarea que pueda desarrollarse a través de un ordenador, como principal herramienta. Así, lo que bien podría hacerse desde una oficina, se realiza desde el hogar y se envía a los jefes, compañeros o clientes pasando a ser esporádicas las visitas a la propia empresa de la que se depende. Por ello el concepto de teletrabajo se refiere más a las labores realizadas con el ordenador aprovechando la comunicación que permite la red, que al trabajo en sí desarrollado en la propia casa, por lo que nada impide realizar acciones de teletrabajo desde una oficina, por ejemplo. No obstante, la conexión virtual con otros empleados de la empresa o con los clientes, convierten a la oficina en un bien prescindible sobre todo en empresas del sector servicios.
En general, las actividades más accesibles al teletrabajo están relacionadas con el comercio electrónico, información y servicios de ayuda en línea, servicios de secretariado administrativo, vigilancia electrónica, traducción y corrección de textos o telemedicina, entre otros. Todas ellas se enmarcan en dos tipos de actividades: la laboral de tipo administrativo con especialización media, baja movilidad y escaso valor añadido en el proceso de la información y la actividad de los profesionales del conocimiento, de mayor movilidad, cualificación y valor añadido en el procesamiento de la información.
En cuanto a los perfiles emparejados a estas actividades, las administrativas suelen ser realizadas por contables, secretarias, auxiliares administrativos, telefonistas, procesadores, relaciones públicas, comerciales o personas que realizan servicios de atención al cliente. Las actividades más cualificadas, por su parte, están reservadas a profesionales como programadores o analistas, arquitectos, ingenieros, periodistas, abogados, asesores, o agentes de viajes, seguros, inmobiliarios o de banca, entre otros.
Mil formas de teletrabajar
Por otra parte, existen muchas modalidades a elegir cuando se trata de teletrabajar. Además de utilizar el propio domicilio, otro lugar físico como los telecentros o centros de recursos compartidos, existe la posibilidad del teletrabajo móvil, esto es, sin la presencia física del trabajador en ningún lugar concreto.
Cuando se trabaja desde casa se utiliza el hogar como centro de negocio y puede desempeñarse por trabajadores de múltiples actividades, desde un diseñador de moda a un analista financiero. En este apartado también encajan los autoempleados, como telesecretarias, administrativos, periodistas freelance, escritores o programadores informáticos. Los formadores y docentes, asimismo, constituye uno de los colectivos que más beneficios reporta el teletrabajo, debido principalmente a la popularización de la formación a distancia y, últimamente, virtual.
Otro prototipo es el de los teletrabajadores ‘corporativos’, entre los que se incluyen directivos que trabajan a distancia. Realizan sus labores de forma parcial o totalmente desde su casa, pero dependen físicamente de un emplazamiento determinado y de un departamento concreto de la empresa. Se puede trabajar, por otra parte, desde una oficina remota, completamente alejados de la oficina central. Esta modalidad es utilizada habitualmente por empresas dedicadas a la distribución o los seguros.
Por último, existe el teletrabajador que no tiene conexión física alguna con la oficina que le proporciona el trabajo y, por tanto, a la que sólo tiene que rendir cuentas. Este modelo es conocido en el mundillo del teletrabajo como el ‘nómada’, que goza de una independencia casi absoluta y está emparejado generalmente con las figuras de los vendedores, agentes de seguros, creadores o publicistas, entre otros. En todo caso, la forma más utilizada es la del trabajo desde el propio hogar, seguida por el teletrabajo móvil y, por último, el modelo de los telecentros, que no ha conseguido demasiado arraigo hasta el momento en España.
Resulta evidente que cada teletrabajador debe apoyarse en las nuevas tecnologías para realizar su labor. Aunque cada profesión tiene una solución informática, traductores, secretarias o periodistas necesitan básicamente utilizar Internet como fuente de información y comunicación, además de programas básicos de tratamiento de textos. Para ello, tan sólo tendrán que disponer de un equipo informático básico y, por tanto, económico. Con 128 megas de RAM y 20 gigas de disco duro, además de módem, fax, teléfono y proveedor de Internet, podrán trabajar en buenas condiciones realizando una inversión no demasiado elevada que puede estimarse en unos 1.500 euros.
Los asesores y peritos de accidentes requerirán un equipo portátil, por aquello de los desplazamientos. Por algo más de 1.800 euros pueden disponer de un ordenador con 256 megas de RAM, 40 gigas de disco duro y una velocidad de 3.0 MHz. Además, el envío de datos puede realizarse a través de telefonía móvil, mediante una tarjeta de transmisión.
Por su parte, diseñadores gráficos, ilustradores o arquitectos deben contar con un presupuesto mayor para trabajar desde su domicilio. Necesitan determinados programas informáticos que requieren de una mayor capacidad para desarrollar unos trabajos muy elaborados, por lo que como mínimo precisan de 1.024 megas de RAM y 80 gigas para el almacenamiento de datos y archivos. Dependiendo del volumen de trabajo por encargo pueden encontrar en el mercado una amplia gama de precios y modelos que van desde los 2.000 euros hasta superar los 6.000.
El caso es estar conectado, pese a la distancia, y hay que decir que gracias al rápido avance de las Nuevas Tecnologías más y más profesionales se están viendo ‘liberados’ de un lugar fijo de trabajo, con las ventajas de ahorro de tiempo y mayor rendimiento que ello casi siempre supone. Tenemos, como ya de ha citado, los ordenadores, fijos y portátiles, aunque no hay que menospreciar otra novedosa herramienta que está revolucionando la manera de (tele)trabajar en el mundo. Las agendas electrónicas o PDAs, tras su popularización en Estados Unidos, han desembarcado en Europa de manera muy convincente y ya son un ‘compañero’ imprescindible para muchos profesionales. Comerciales, consultores, informáticos, médicos, los ya mencionados peritos y asesores, y en definitiva, cualesquiera profesionales que precisan trabajar de manera itinerante -o fuera de una sede- aunque en continuo contacto con la empresa, han logrado con tales ingenios que la comunicación sea fluida y en todas sus formas.
Claro que esto no es sólo mérito de los fabricantes de software, pues en este aspecto también el desarrollo de las telecomunicaciones tiene una importancia capital. La tecnología ‘gsm’ supuso un paso muy positivo, no obstante, de cara al presente y el futuro más inminente las empresas de telecomunicaciones estén obligadas a abordar la plena implantación de dos nuevas tecnologías: ‘gprs’, que entre otras cosas permite desde cualquier lugar acceder a Internet, ‘umts’, con la que un usuario tendrá acceso a datos, voz y vídeo, con velocidad y seguridad, desde cualquier dispositivo remoto. Tales tecnologías son ya una realidad, aunque dos obstáculos deberán ser superado para lograr su definitiva generalización: el precio y el poco conocimiento por parte de empresas y profesionales.
Ventajas del teletrabajo
Como casi todo en la vida, el teletrabajo goza, por un lado, de entusiastas defensores, y por otro, de agrios detractores. A esta modalidad de empleo se le puede acusar de muchas cosas negativas, pero de lo que no cabe duda es que está permitiendo a gran número personas sacar provecho de las horas que cada uno considera libres para obtener determinados ingresos, independientemente de que haya más o menos gente que tenga esta vía como único empleo.
En cuanto a las consecuencias positivas, los expertos apuntan a la mejora de la competitividad y productividad registrada en aquellas empresas que ya recurren al teletrabajo en su actividad diaria, pese inversiones que se han tenido que realizar, tanto de tiempo como de dinero, para la formación de los teletrabajadores y la adaptación de los equipos informáticos. A muchos componentes del mercado laboral esta opción supone una mejora de las condiciones laborales y, a no menos desempleados, el teletrabajo le ha dado la posibilidad de abrirse camino en actividades relacionadas con sectores como la cultura, las tecnologías asociadas a la información, la informática o ciertos trabajos administrativos.